FIN DE SEMANA SAHARAUI (2 y 3 de enero)



    El Ayuntamiento ha organizado diversas actividades con las que animar a sus vecinos a interesarse por la cooperación y la ayuda a los países que más lo necesitan:




    15.12.09 / TORREJÓN.

    ‘Estas Navidades Torrejón coopera’. Así reza el título de una iniciativa que pretende enseñar a toda la familia la importancia de los proyectos de ayuda al desarrollo a través de juegos, talleres de teatro o cantajuegos. Por primera vez y coincidiendo con el periodo navideño, el Ayuntamiento torrejonero ha puesto en marcha un programa de actividades con el que mostrar a los vecinos el trabajo que se realiza en materia de cooperación al desarrollo en el municipio. Por este motivo, entre el próximo sábado 19 y el 5 de enero, la carpa municipal albergará stands de 11 ONG’s y asociaciones con las que el Consistorio trabaja en materia de cooperación a través de subvenciones y ayuda humanitaria.

    El día 19 a las 11.00 horas darán comienzo las actividades con un cantajuegos infantil. Entre las 12.00 y las 14.00 horas, la carpa albergará el mismo día y el domingo 20, un taller de juegos sobre los derechos de los niños, la decoración de un panel con el lema ‘Estampa tus derechos’, el juego Memory y un taller de chapas. El día 26 se servirá un desayuno solidario con la degustación de chocolates, pastas y cafés de comercio justo entre las 10.00 y las 12.00 horas. Los que hayan cogido energías también podrán jugar al parchís ‘En busca del Desarrollo’ entre las 12.00 y las 14.00 horas. Al día siguiente, con la colaboración de Cruz Roja Corredor del Henares, ASOCARDE y Movimiento por la Paz y la No Violencia, se ha organizado un teatro de animación y calle. El lunes 28, martes 29 y el miércoles 30 continuarán los juegos, los talleres y la diversión para todos entre las 11.00 y las 14.00 horas, con la inclusión de un cantacuentos el martes a las 12.00 horas.

    Para terminar, la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Torrejón ha organizado un fin de semana saharaui en la misma carpa municipal. Allí, en una jaima los asistentes podrán degustar te de la zona y hacerse tatuajes de henna el sábado 2 y el domingo 3.

    Al día siguiente, entre las 11.00 y las 14.00 horas se desarrollará un taller de cariocas para acabar el día 5 con piñatas y monitores que pintarán la cara a quienes lo deseen.

    ¡¡¡OS ESPERAMOS EN LA CARPA LOS DIAS 2 Y 3 DE ENERO POR LA MAÑANA!!!

    Video de apoyo Aminetu realizado por los artistas

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    Numerosos artistas graban un video de apoyo a Aminetu Haidar.
    Piden que pueda regresar a su hogar en el Sahara y denuncian el incumplimiento de la legislación internacional.


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    REPORTAJE: "REGRESARÉ"

    La voluntad y la fuerza

    Aminetu Haidar se ha convertido en el símbolo del Sáhara oprimido. Su lucha le ha costado sufrir vejaciones, cárcel y hasta un divorcio, pero le ha proporcionado reconocimiento internacional. Canarias es el escenario de su último pulso con el Gobierno de Marruecos


    EL PAIS. TOMÁS BÁRBULO 13/12/2009

    Aminetu Haidar tenía nueve años cuando el coche que conducía su padre se estrelló contra un camión en la carretera que une las localidades marroquíes de Tan Tan y Guleimín. Ocurrió en noviembre de 1975, al mismo tiempo que Hassan II ocupaba el Sáhara Occidental. En aquella época, era relativamente habitual que los enemigos políticos del entonces rey de Marruecos muriesen empotrados contra camiones.

    Aún hoy, Haidar está convencida de que su padre fue asesinado. Aquella tragedia marcó su vida y decidió su futuro político.

    La mujer que ha colocado en primer plano el olvidado conflicto del Sáhara, conmueve a la opinión pública española y hace zozobrar las relaciones entre España y Marruecos, vino al mundo en 1967 en Akka Centre, un pueblo situado en la remota región de Tata, a casi mil kilómetros al noreste de El Aaiún. El hecho de que naciera en pleno Marruecos, tan lejos del territorio cuya independencia defiende, no pasa de ser una anécdota biográfica. Sus padres vivían en la localidad de Tan Tan, una antigua colonia española situada al norte del Sáhara Occidental. Pero cuando Aminetu estaba a punto de nacer, su madre cumplió la tradición beduina que manda a las mujeres dar a luz al primer hijo en compañía de sus progenitoras.

    Ali Haidar y su esposa, Darya, tuvieron cuatro hijos (dos chicas y dos chicos). Tras el fallecimiento de su marido, Darya se trasladó con sus cuatro vástagos de Tan Tan a El Aaiún. Era el año 1976. Allí volvió a casarse y tuvo tres hijos más. Aminetu fue una niña alegre y nerviosa. Así la recuerda Bachar Ahmed Haidar, su tío paterno, que era entonces alto funcionario del Ministerio del Interior de Marruecos: "Siempre fue la primera de su clase", afirma. Amigas suyas aseguran que era muy aficionada a los deportes y que nadaba regularmente en la piscina municipal de El Aaiún.

    Marruecos y los independentistas del Frente Polisario libraban, en aquella época, una guerra terrible y cientos de saharauis desaparecían en las cárceles de Hassan II. Sin embargo, no existe constancia de que Aminetu, miembro de una familia acomodada que mantenía buenas relaciones con Rabat, mostrara especial atención a lo que sucedía ante sus ojos. Su caída del caballo se produjo en el verano de 1987. Tenía 20 años, acababa de terminar el bachillerato y, como premio a su aplicación, fue enviada de vacaciones a Canarias. En el archipiélago entró en contacto con miembros del Polisario. "Allí descubrió la verdad de lo que estaba pasando a su alrededor", cuenta una prima suya. De vuelta a El Aaiún, comenzó a trabajar con los resistentes independentistas. Pero su labor política sólo duraría dos meses.

    Una comisión conjunta de Naciones Unidas y de la Organización para la Unidad Africana había anunciado su visita al Sáhara con el fin de elaborar un plan de paz. Era la primera delegación internacional que iba a viajar al territorio desde que España lo abandonara, en 1975. Los resistentes independentistas, Aminetu entre ellos, comenzaron a repartir banderas del Polisario y a confeccionar pancartas para manifestarse ante los dignatarios. Estaban convencidos de que las autoridades marroquíes no se atreverían a actuar contra ellos bajo el foco de la opinión pública extranjera. "No calculamos bien nuestras posibilidades", recuerda Djimi El Ghalia, amiga íntima de Aminetu y también activista. "Marruecos comenzó a detenernos cuatro días antes de la llegada de la comisión". Más de 400 personas fueron arrancadas de sus casas.

    A las 3.30 del 21 de noviembre de 1987, llamaron a la puerta de Aminetu. Un tío suyo, hermano de su madre, acompañaba a los policías. Fueron muy correctos: informaron a la familia de que se llevaban a Aminetu para interrogarla, pero que en unos 20 minutos la muchacha estaría de vuelta. Sin embargo, cuando el coche policial dobló la primera esquina, los agentes le ataron las manos, le vendaron los ojos y le metieron la cabeza entre las piernas. Durante casi cuatro años, Aminetu desapareció del mundo. Sólo después de su liberación averiguaría que había estado cautiva en pleno centro de El Aaiún, junto al cine Las Dunas, en lo que durante la época española fue el cuartel de Artillería.

    Aminetu fue encerrada junto a otras nueve mujeres y 50 hombres en un recinto de cuatro habitaciones que carecían de puertas entre ellas y en el que la única luz entraba por un angosto ventanuco situado en el techo. Todos debían llevar los ojos vendados para que no pudiesen reconocer a sus carceleros, nunca les permitían lavar sus ropas y jamás recibieron atención médica. El repertorio de interrogatorios era amplio: Aminetu, desnuda, era atada con una cuerda desde los tobillos hasta el cuello sobre una mesa estrecha; sus guardianes le ponían en la cara un trapo sucio sobre el que vertían una solución de detergente, heces y orina hasta que ella se asfixiaba. También le amarraban las manos tras las rodillas, le pasaban un palo tras las corvas y la colgaban del techo mientras la golpeaban con porras. Y le colocaban cables en los pezones y la sometían a descargas de electricidad. Pero ella asegura que lo peor no fue eso, sino los nueve meses que la mantuvieron aislada de sus compañeros. "Creía que nunca iba a salir de la cárcel", declaró hace dos semanas a este periódico.

    Durante aquel periodo animó a los otros presos a hacer una huelga de hambre. Sólo resistieron una noche. A la mañana siguiente, cuando los policías comprobaron que no habían tocado la cena, entraron en las celdas con palos y perros y los obligaron a ingerir el desayuno.

    "En aquel lugar, Aminetu estuvo siempre enferma", relata su compañera de cautiverio Djimi El Ghalia. "Tenía epilepsia, hemorroides, gastritis y reuma. Las piernas no la sostenían cuando quería ir al servicio. En una ocasión se le paralizó todo el cuerpo. Avisamos a los guardias para que llamaran a un médico, pero nos contestaron: 'Déjala hasta que se muera y entonces nos avisas para que nos llevemos el cadáver". Cuatro de sus compañeros fallecieron en aquella prisión; otro más murió en el hospital dos días después de ser puesto en libertad. La salud de Aminetu quedó muy quebrantada y, ya en libertad, tuvo que someterse a varias operaciones.

    Cuando salió de prisión, era otra. "Más comprometida, más decidida y también más obstinada", recuerda una amiga. También más religiosa: acudía regularmente a la mezquita, cumplía con todas las oraciones, practicaba el ayuno fuera del Ramadán y leía el Corán habitualmente. Un año después de ser puesta en libertad, en 1992, se casó con un compañero de cautiverio, El Kassimi Mohamed Ali, y se trasladó a vivir a la casa de su suegro, en la parte antigua de El Aaiún. Fue entonces cuando comenzó su tarea de denuncia de las violaciones de los derechos humanos de los saharauis. Antiguos presos y familiares de desaparecidos fueron organizándose poco a poco para dar a conocer sus historias a la opinión pública internacional. En esa tarea supieron beneficiarse de la tímida apertura política iniciada por las autoridades de Rabat para mejorar su imagen internacional.

    La obsesiva dedicación a ese trabajo hizo mella en la vida familiar de Aminetu. Había dado a luz dos hijos: Hayat, que ahora es una adolescente de 15 años, y Mohamed, que tiene 13. Ambos estudiaban en Ennahj El Jadid, uno de los mejores colegios privados de El Aaiún. Su directora, Hajbouha Zoubeir, recuerda que tenían "un carácter difícil": dibujaban la bandera del Frente Polisario en sus cuadernos y se negaban a cantar el himno marroquí. "Hablé con Aminetu y le comuniqué lo que ocurría. Mi opinión era que el ambiente familiar en su casa estaba demasiado politizado. Ella dijo que lo pensaría y, finalmente, optó por cambiar al niño de colegio". Su militancia también afectó a su matrimonio. Así lo reconoció ella a este periódico: "La policía nos convocaba a mi marido y a mí continuamente por mi trabajo. Eso provocaba problemas". En 1999 se divorciaron. Aminetu se trasladó con sus hijos a la casa de su madre, una vivienda de dos pisos, que parece haber sido construida en una noche, en el humilde barrio de Zemla. Y se volcó aún más en su compromiso político.

    Durante los años siguientes, la figura pública de Aminetu Haidar fue creciendo. Fundó una ONG llamada Colectivo de Defensores de los Derechos Humanos en el Sáhara y supo aprovechar las ventajas que ofrecía Internet para difundir sus denuncias. Pero fue el 17 de junio de 2005 cuando se convirtió en la figura emblemática de los saharauis que habitan en el territorio ocupado por Marruecos.

    Aquel día había organizado una sentada en memoria de Basir Mohamed, Basiri, el primer líder independentista saharaui, asesinado por el Ejército español en 1970. Cuando los manifestantes estaban llegando al lugar, la policía cargó contra ellos. Un agente estrelló su porra contra la cabeza de Aminatu y le abrió una gran brecha. La sangre le corría por el rostro, y la melfa amarilla que llevaba se tiñó de rojo. Antes de llevarla al hospital, sus compañeros le hicieron una foto -un dramático primer plano- y la difundieron por Internet. Tal vez aquella imagen no hubiera tenido tanta repercusión si Aminetu no hubiese sido detenida horas más tarde, a la salida del hospital en el que acababan de hacerle una cura..

    Fue encerrada en la Cárcel Negra de El Aaiún bajo la acusación de formar parte de una banda criminal. Y entonces ella lanzó su desafío: comenzó una huelga de hambre para que la juzgaran por un delito político, no por uno común. Rechazó las visitas de sus familiares y ayunó durante 47 días. Al calor de su ejemplo, estallaron disturbios en las principales ciudades del Sáhara. La policía cargó con saña contra los alborotadores y hubo decenas de detenciones. Tras siete meses de lucha, las autoridades de Rabat cedieron a las presiones internacionales: en enero de 2006 fue puesta en libertad, y dos meses más tarde las gestiones de Estados Unidos lograron que Marruecos le devolviera el pasaporte que le había quitado nueve años antes, cuando fue desaparecida.

    Fue su gran victoria. Comenzó a viajar. Aquel mismo año obtuvo el Premio Juan María Bandrés a los Derechos Humanos. En los años siguientes fue galardonada con el Silver Rose, el Robert F. Kennedy y el Civil Courage. En sólo cuatro años se convirtió en una figura internacional que incomodaba cada vez más a las autoridades de Rabat. Un día hablaba ante los senadores de Estados Unidos y otro ante los parlamentarios europeos. Los dirigentes del Frente Polisario, que hasta entonces habían observado con recelo cómo les robaba protagonismo, no tuvieron más remedio que acercarse a ella.

    Su vida personal parecía volver a encarrilarse. Había comenzado a preparar su boda con Bachir Azman, un ex preso político saharaui de 57 años. Planeaban casarse cuando ella volviera de Nueva York, adonde había viajado para recoger el premio Civil Courage. Pero el 15 de noviembre ella no volvió a casa, como estaba previsto. Un amigo le dijo a Bachir que la policía marroquí la había detenido en el aeropuerto de El Aaiún. La noche del día siguiente, Bachir recibió una llamada de Aminetu desde el aeropuerto de Lanzarote: "Estoy comiendo mi última cena. A las 12 en punto comienzo una huelga de hambre". Él cuenta que le respondió: "Fuerza, voluntad y victoria".

    Concierto a favor de Aminetu Haydar (Rivas-Vaciamadrid)


    VIDEOS DEL CONCIERTO A FAVOR DE AMINETU HAYDAR















    Martes 08/12/2009 elmundo.es

    ANÁLISIS

    La difícil situación de la activista
    .El callejón sin salida de Aminatu Haidar.


    El caso de la activista saharaui se complica cada día más. Tal vez, usted todavía no entienda por qué permanece retenida Aminatu Haidar en el aeropuerto de Lanzarote y por qué no puede regresar a Marruecos. A continuación, aclaramos su compleja situación legal:


    ¿Qué representa la figura de Aminatu Haidar?


    Haidar es una conocida activista, de 42 años, que lucha para pedir la liberación de los presos políticos saharauis. Ella misma fue víctima de una desaparición forzosa y fue recluida por Marruecos en centros secretos de detención desde 1987 a 1991. En 2005, fue condenada a siete meses de cárcel por diversos cargos relacionados con su presunta participación en protestas en el Sáhara Occidental.

    ¿Por qué aterrizó en España?

    Aminatu Haidar regresaba de un viaje a Nueva York, donde acababa de recibir el Premio Coraje Civil, concedido por la Fundación Train. En el viaje de regreso hizo escala en Madrid y, posteriormente, en Las Palmas de Gran Canaria, donde tomó otro vuelo con destino a El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental y el lugar donde reside.

    ¿Por qué fue expulsada por Marruecos?

    Cuando rellenaba el formulario policial de entrada al aterrizar en El Aaiún, Haidar puso 'saharaui' en el apartado de nacionalidad, como había hecho otras veces. Hasta ahora, eso no había sido motivo de expulsión. De hecho, Marruecos ha reconocido que antes los funcionarios policiales hacían la vista gorda, los controles eran más laxos y la dejaban entrar. Pero, en esta ocasión, los gendarmes marroquíes le quitaron el pasaporte y le embarcaron a la fuerza en un avión rumbo a Lanzarote, aunque su punto de salida había sido Las Palmas.

    ¿Es legal la expulsión de la activista por parte de Marruecos?

    "Nadie podrá ser arbitrariamente privado del derecho a entrar en su propio país". Así reza el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la ONU. La expulsión de Aminatu Haidar fue irregular porque se le arrebató el pasaporte, documento necesario para entrar en cualquier otro país y además, no iba acompañada de una orden de expulsión, como es preceptivo.

    ¿Por qué entró en España sin pasaporte?

    Los ciudadanos marroquíes necesitan un pasaporte y un visado para introducirse en nuestro país. Aminatu Haidar tiene tarjeta de residencia, lo que le exime de presentar el visado, pero no así el pasaporte. Por tanto, lo normal es que la Policía española hubiese prohibido su entrada en el país. Sin embargo, el Gobierno justifica su actuación en el artículo 25 de la Ley de Extranjería que permite la entrada para los extranjeros que no reúnan los requisitos "cuando existan razones humanitarias o de interés público".

    ¿Quién permitió su entrada en España?


    El Gobierno estaba al corriente de que Aminatu Haidar iba a ser expulsada desde Marruecos. Así consta en la denuncia que presentó la propia activista saharaui ante la Policía Nacional (ver documento adjunto arriba) y así lo ha reconocido el Ministerio de Asuntos Exteriores. El piloto de la compañía Canarias Aeronáutica no quería trasladar a Aminatu Haidar desde El Aaiún a Lanzarote porque estaba indocumentada y se arriesgaba a ser sancionado. El piloto telefoneó a su compañía y se produjo un cruce de llamadas. Según la versión de Exteriores, se pidió permiso al puesto fronterizo de Gran Canaria, quien dio el visto bueno, aunque se omitió la información de que Marruecos le había arrebatado el pasaporte.

    ¿Lo sabía el Gobierno?

    Antes de que el avión despegase de El Aaiún, el ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Taieb Fassi Fihri, llamó personalmente a su homólogo español, Miguel Ángel Moratinos, para comunicarle la expulsión. Moratinos mostró su sorpresa y rechazo, pero la acabó aceptando.

    ¿Cuál fue el error del Ejecutivo?

    El Gobierno tuvo dos oportunidades de oro para no permitir la entrada de Haidar en España. En primer lugar, no debió haber cruzado la frontera, puesto que no tenía pasaporte y tenía que haber permanecido en la sala de tránsitos del aeropuerto, como sucede con los extranjeros que no tienen la documentación en regla. Debería haber embarcado en el siguiente vuelo con destino a El Aaiún. Una vez que traspasó la frontera el sábado 14 de noviembre, Haidar intentó tomar otro vuelo que salía por la tarde hacia el Sáhara Occidental. Entonces, los policías de fronteras recibieron órdenes de no dejarla salir del país porque no tenía pasaporte. Pero, el Reglamento de Extranjería permite a los extranjeros salir con documentación defectuosa o sin documentación.

    ¿La hubiese dejado entrar Marruecos de haber vuelto a volar a El Aaiún?

    Puede que el Gobierno de Mohamed VI no la hubiese dejado entrar, pero una vez allí, hubiese sido mucho más fácil presionar para que las autoridades marroquíes acabasen permitiendo su entrada.

    ¿Cuál es la solución?

    El Gobierno ha ofrecido varias opciones, pero ninguna de ellas resuelve el problema de que Haidar regrese a El Aaiún. Ni concederle el estatuto de refugiado ni el pasaporte español ni hasta el rocambolesco ofrecimiento de otorgarle una vivienda solucionan la compleja situación de la conocida defensora de los Derechos Humanos. Por tanto, la única salida es que el Ejecutivo de Zapatero, sólo o con la ayuda de otros gobiernos y organismos internacionales, consiga presionar a Marruecos para que éste permita su entrada en el Sáhara.

    Los motivos de la negativa de la activista saharaui


    Los tres 'noes' de Aminatu


    El pasaporte de la activista saharaui Aminatu Haidar, requisado por Marruecos.

    -Concederle el estatuto de refugiado a la activista le impidiría volver a El Aaiún

    -Tampoco el pasaporte español le garantiza que Marruecos le deje entrar


    Tercera semana en huelga de hambre y Aminatu Haidar no encuentra una salida al callejón en el que se encuentra desde que fuera expulsada de El Aaiún por las autoridades marroquíes el pasado 14 de noviembre.

    El ayuno no ha hecho mella en la voluntad de hierro de esta conocida defensora de los Derechos Humanos, que ha recibido prestigiosos galardones internacionales. Aminatu Haidar sólo quiere regresar a El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental donde reside, pero no puede hacerlo porque carece de pasaporte, un documento que le fue arrebatado por las autoridades marroquíes.

    Una a una, la activista saharaui ha ido rechazando las soluciones ofrecidas por el Gobierno español, que, en su entorno sólo han sido consideradas como "una trampa" y una salida por la puerta de atrás para complacer a Marruecos. Para ella, la única posibilidad es que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero logre que el Reino alauí le devuelva el pasaporte que le requisó, algo que ya está negociando el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.

    Pero, ¿por qué? ¿cuáles han sido sus motivos para no aceptar las ofertas del Gobierno español?


    Pedir asilo político

    Esta medida se otorga para que la persona perseguida tenga una protección legal en el país de acogida. Una vez concedido asilo político,
    -cuyos trámites pueden durar meses e incluso años- se retiene el pasaporte del refugiado en la Oficina de Asilo y se le concede una tarjeta de residencia específica. Además se le dispensa como título de viaje un pasaporte válido para entrar en todos los países, salvo en el suyo, ya que si regresase su vida correría peligro.

    Por tanto, esta oferta del Gobierno no permite a la activista saharaui volver a su país, como es su deseo. "Si Aminatu pidiese asilo nunca podría regresar a El Aaiún. La oferta es un sinsentido legal que no le facilita nada. Si tú estas perseguido, se supone que no quieres volver a tu lugar de origen", afirma Arsenio Cores, abogado de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (Cear).

    Solicitar un nuevo pasaporte

    La opción de que Aminatu Haidar acuda al Consulado de Marruecos a pedir un nuevo pasaporte le fue transmitida por el ministro de Exteriores marroquí, Taieb Fassi Fihri, a Moratinos durante el encuentro que mantuvieron en Rabat para tratar el tema de la activista saharaui.

    Sin embargo, Marruecos no se ha comprometido a concederle el citado pasaporte. El embajador de Marruecos en España, Omar Azziman, lo único que ha asegurado es que "quizá si Aminatu Haidar reconociera su nacionalidad marroquí se le devolvería el pasaporte, aunque en el momento actual es imposible".

    Tampoco la defensora del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui parece dispuesta a acudir al Consulado a pedir un nuevo pasaporte, porque ya tiene uno y porque lo considera "una humillación". Además, no va a reconocer que su nacionalidad es marroquí, porque ella se siente saharaui y, de hecho, ése fue el motivo de su expulsión de El Aaiún cuando puso 'saharaui' en la casilla de la nacionalidad en la tarjeta de desembarque.

    Conceder la nacionalidad española

    Aminatu Haidar tiene derecho a solicitar la nacionalidad, puesto que su madre es española, pero nunca la ha reclamado. Si se la concediesen, la activista acabaría teniendo una nacionalidad extranjera en El Aaiún y ella quiere seguir siendo saharaui, según ha asegurado su abogada Inés Miranda. Además, nadie le garantiza que con el pasaporte español, Marruecos le permite entrar en el Sáhara.

    "La nacionalidad española no es la solución y sólo sirve para confundir a la opinión pública. Aminatu tardó 15 años para que Marruecos le concediera un pasaporte y España nunca colaboró. Sólo se lo otorgaron gracias a la intervención de Estados Unidos", explica Miranda.

    A su juicio, la activista saharaui no necesita ningún documento para salir del país, ya que el Reglamento de la Ley de Extranjería permite su partida del territorio sin pasaporte. "Si la salida se hiciera con documentación defectuosa, sin documentación o con documento de identidad en el que no se pueda estampar el sello de salida, el extranjero cumplimentará, en los servicios policiales de control, el impreso previsto para dejar constancia de la salida", reza el artículo 19.3 del Reglamento.

    Por este motivo, la conocida defensora de los Derechos Humanos ha rechazado estas tres ofertas y sólo acepta una cuarta, apuntada ayer por Moratinos: que Marruecos le devuelva el pasaporte que le requisó. Con este documento podría volver a El Aaiún y lograr el sueño de reencontrarse con sus dos hijos.



    Ana del Barrio Madrid
    martes 01/12/2009

    EL MUNDO